Pero a pesar de la extraordinaria elevación del cerro, su clima puede considerarse como templado. Nunca vi bajar la temperatura a menos de 6ºC., aún cuando tampoco la vi subir a más de 15 o 16º C. Si uno siente frío allí, es debido a la raleza del aire y a la fuerte corriente del mismo, la que es más marcada que en otros lugares de igual temperatura; la vegetación también es mucho más rica de lo que uno puede imaginarse tratándose de una altura como esta.
La superficie del cerro, en su mayor parte, está cubierta por densa vegetación, en forma de bajos arbustos, y está habitada por muchos pajarillos como el colibrí y otros, especialmente entre las ruinas. Este hecho solo puede ser explicado así; Corrientes de aire caliente suben incesantemente del fondo de los valle, abrigando de este modo la cima del cerro. Yo había visto antes muchas ruinas de antiguas poblaciones establecidas en cerros solitarios rodeados de valles más o menos profundos, por ese lado de la sierra, pues parece haber sido una costumbre en alguna época establecer viviendas en colinas solitarias, fuertes y defendidas por la naturaleza y generalmente encontré en ellas una vegetación rica, casi hubieran, que sobrepasaba a la de cerros vecinos semejantes; lo que corrobora mi anterior afirmación sobre el clima del cerro en cuestión. Densa neblina, que pasa sobre el cerro y cubre la cima de una cerrazón impenetrable, sube de los calurosos valles del lado Norte, generalmente entre las 8 y 11 de la mañana, la que puede servir también para abrigar la temperatura del cerro.
El cerro Marca Huamachuco es una sola roca en toda su extensión, con declives empinados y rodeado de rocas abruptas cerca de la cima y por todos lados, constituyendo estas una defensa natural que hace imposible la tarea de tomar el cerro por asalto, siendo quizás imposible esta maniobra si se considera la enorme extensión de la línea de defensa alrededor de la colina. No pude observar la existencia de cuevas en gran cantidad. La tierra cultivable en la superficie del cerro se encuentra a continuación de las rocas y en una profundidad no mayor de 60 a 90 cm. Los productos que actualmente se cultivan en dichas tierras son; trigo, cebada, ocas y patatas, siendo todos de buena calidad.
La superficie del cerro es encorvada e inclinada a ambos lados. Distintas partes del cerro, de acuerdo con las diversas apariencias de las ruinas existentes en ellas, han sido distinguidas por nombres separados, por las pocas (2 a 3) familias indígenas que viven en el cerro. La parte NE de una milla de largo aproximadamente, se llama "El Castillo". Estuvo antiguamente rodeado pero todos lados por muros, a manera de una fortaleza independiente que comprendía, entre otros, un edificio principal denominado "El Castillo", tomado en un sentido especial limitado.
La segunda parte se conoce con el nombre de "Cerro de Las Monjas", a juzgar por los diversos recintos, los que eran considerados por los indios de la actualidad como vestigios de conventos. La tercera parte es el "Cerro Viejo". Parece que recibió este nombre por el estado de destrucción en que fueron encontradas sus ruinas. Las partes denominadas "Cerro de Las Monjas" y "Cerro Viejo" ocupan juntas una extensión no mayor de 2/3 de milla. La última parte se llama "Cerro de Los Corrales", cuyo nombre viene de los recintos en forma de corrales o patios que en él existen. Considero que los nombres dados por el Sr. Charles Wiener en su tratado "Perú y Bolivia" están equivocados.