La procedencia de este complejo específico de ofrendas, que han sido
recurrentemente evidenciados para ocupaciones del Periodo Intermedio Tardío
según valles y sitios arqueológicos son:
En este mismo contexto han sido reportados fragmentos de cerámica pertenecientes
a tinajas grandes, de paredes delgadas, algunos presentaban también una
decoración aplicada de la representación de semillas de Nectandra sp., también
fueron reportados restos óseos animales y malacológicos (Montoya, 1996b).
Cerro Blanco
Huanchaco:
Valle Jequetepeque:
Los Restos Arqueobotánicos en los Complejos de Ofrendas Rituales: La
Nectandra sp.
Los análisis que hemos realizado del material botánico (específicamente semillas
y cálices de flores,asociados a determinados complejos de ofrendas procedentes
del valle de Moche (Huaca de la Luna, Cerro Blanco y Huaca El Dragón) nos ha
permitido definir que el uso de diferentes especies del género Nectandra sp.
(Montoya, 1998), fue común para estos tres sitios.
Por las características de disposición y ordenamiento de los cotiledones de
Nectandra sp. en las sartas (soguillas), la gente que las elaboraba debió tener
determinados parámetros de elaboración, dado a que los tres sitios reportan
características comunes, como: el tipo de semillas usadas en las sartas, la
disposición de las diferentes especies al momento de ser ensartadas, el uso
predominante de la cabuya (con respecto al algodón e inea), así como el tipo de
torsión final en Z, que es predominante en los tres sitios.
El único contexto donde se han podido observar sartas completas (y no
fragmentos, como hasta ahora habían sido reportadas en los diferentes sitios)
son las que han estado contenidas dentro de paquetes de tela anudados,
reportados en la Tumba 7 - Chimú de Huaca de la Luna, es posible que los
reportados en otros sitios hallan sido depositadas originalmente de esa misma
forma, o asimiladas a otros tipos de contextos con características
ofrendatorias, ya que sabemos de otros contextos arqueológicos asociados también
a semillas de Nectandra sp., tales como: semillas ensartadas encontradas tanto
dentro de bivalvas de Spondylus, como rodeándolas, o también dispersas y
sueltas, no sabiéndose generalmente la forma original cómo fueron ensartadas y
depositadas.
Los Textiles del Complejo de Ofrendas Rituales en Huaca de La Luna
El material textil recuperado de los contextos disturbados en el Corredor Sur de
Huaca de la Luna, fue asumido como perteneciente a la época Chimú, por sus
características de diseño y elaboración, así como por su aproximación a
fragmentos de cerámica del estilo Chimú. Entre los fragmentos mas diagnósticos,
pertenecientes a textiles decorados, se han registrado: bandas con diseños
policromos ictiomorfos en tapiz ranurado, paños con decoración escalonada y
diseños geométricos policromos en brocado, además de piezas consistentes en
borlas y medallones bordados con diseños policromos de volutas, etc. (Montoya,
1993: 22-23).
Algunas interrogantes surgieron de las características de estos materiales
textiles, ya que como mencionamos, éstas no tenían evidencias de haber estado
cosidas, a manera de decoración a una pieza determinada, lo cual nos planteó la
posibilidad de que dichas piezas no fueron terminadas en su elaboración, pero
que sin embargo fueron incluidas como parte de las ofrendas en el ritual de
entierro, pudiendo ser que ¿fueran elaboradas especialmente para el entierro de
determinados personajes Chimú?, ¿formarían parte de la vestimenta de los
personajes enterrados?, o ¿cumplierían una función de ofrendas a los mismos?.
Así también, se reportaron mantos elaborados con fibra de algodón, conformados
por dos paños cosidos en sus orillos de urdimbre, estos tenían hacia sus
esquinas una decoración en base a tramas suplementarias de fibras de camélido
teñidas, formando un diseño escalonado en colores amarillo, rojo, verde o azul
(foto 14). Se observó sin embargo que las decoraciones de cada paño en un mismo
manto no coincidían ni en diseño ni en dimensiones, esto también nos hace
suponer que los paños fueron cosidos indistintamente, sin tomar en consideración
la similitud ni simetría de los diseños, en un mismo manto (Montoya, 1995). Al
parecer, se debería a una manera particular de elaboración, debido posiblemente
a diferentes factores, entre los cuales podríamos suponer que ¿no contaban con
las piezas completas ni terminadas?, o que ¿fueron elaboradas apresuradamente?.
Estos contextos recurrentes, donde estos elementos (Nectandra sp., textiles,
etc.) forman parte de todo un corpus de ofrendas específicas, nos estaría
indicando un determinado tipo de ritual en sitios ceremoniales durante la época
Chimú.
Entierros Chimú: ¿Ofrendas Humanas?
Los análisis de antropología física de las tumbas 6 y 7 (Chimú) de Huaca de la
Luna, evidenciaron que pertenecían a niños-adolescentes de 13-14 años (dato no
publicado), no observándose en los mismos las causas específicas de muerte, así
también la tumba 9 (Chimú) reportó ser de un niño.
La muerte por envenenamiento -por lo rápido de la reacción en el cuerpo humano-
no deja huellas en el sistema óseo. Sin embargo, cabe la posibilidad de indagar
sobre el consumo de alucinógenos en base al análisis de metabolitos del cabello
humano, que aún conservan estos personajes. Así también, un estudio de los
componentes fitoquímicos de las semillas reportadas en asociación a este tipo de
tumbas Chimú, planteó aspectos interesantes sobre su función en estos contextos
(Montoya, 1998).
Algunas referencias etnohistóricas también nos dieron pautas para la realización
de estos análisis. Es así que hemos iniciado el estudio fitoquímico de las
semillas de Nectandra sp. reportadas en las tumbas 6 y 7 de Huaca de la Luna,
así como también una serie de bioensayos. Los resultados obtenidos en la fase
inicial, si bien son solo indicativos de las propiedades que estas semillas
tienen, han reflejado que entre sus componentes existen determinados tipos de
alcaloides, que bien pueden provocar las alteraciones reportadas por los
cronistas y según las dosis podrían haber actuado como causantes de muerte. Como
mencionamos, nuestro objetivo principal era contrastar la diferente información
obtenida de diferentes disciplinas para tener una idea mas clara sobre las
posibilidad de uso de estos especímenes botánicos dentro del complejo de
ofrendas asociados a entierros de niños, ésto en la medida de que no había una
causa específica de muerte, por lo que la posibilidad de que hubieran sido
sacrificados, debía ser dilucidado en el estudio fitoquímico mediante análisis
específicos.
Si los resultados llegan a ser positivos podemos considerar que la actividad
analgésica se estaría relacionando a lo reportado por Cobo (cit. Rostworowski,
1989: 249), que mencionaba en relación al espinco o espingo (ishpingo):
Según los contextos de aparición, al parecer la Nectandra era un elemento
aprovechable por la élite para determinados fines socio-políticos, enmarcados
sutilmente en contextos ceremoniales.
En el estudio que planteamos realizar debemos necesariamente indagar en las
causas de muerte de los adolescentes, reportados en contextos similares en
diferentes sitios Chimú. T. Pozorski menciona, para el caso de los entierros
reportados en Las Avispas (excavada en 1970): "Las muertes naturales y aún por
epidemias o catástrofes, ocurren en variedad predecible de individuos de
diferentes edades y sexos, salvo que el patrón de la muerte fuera altamente
selectivo" (Traducción Libre) (1979: 133). Uceda (1997) considera para la tumba
7 de Huaca de la Luna la posibilidad de que el esqueleto pertenezca al personaje
principal o a algún acompañante (ídem: 152), además, según el fechado
radiocarbónico (obtenido a partir del cabello del personaje) que data entre 1440
a 1665 d.C. esta tumba pertenecería a la fase Chimú Tardío, según ésto él
propone:
"Es conocido que desde la ocupación Inca, Chan Chan empezó a ser saqueado, lo
que llevaría a algunos dignatarios o descendientes de ellos a buscar lugares
seguros para enterrar a sus difuntos" (ídem: 152-153).
Es posible que nos encontremos ante cementerios especializados, es decir si
tomamos como ejemplo el caso recurrente de los entierros de adolescentes en
Huaca de la Luna, éstos tendrían un lugar especifico donde debían ser
enterrados, y depositada la gran cantidad de ofrendas, tal es el caso de la
tumba 7 en que se encontraron 45 valvas de Spondylus, 287 caracoles Conus,
además de 700 fragmentos de Conus y Spondylus trabajados, e idolillos de madera
(Tello, 1997; Uceda, 1997) que representaban una serie de escenas ceremoniales
tales como el entierro de un personaje en una litera, un personaje desnudo al
parecer destinado a ser sacrificado, además de personajes que portaban en las
manos cabezas trofeo, etc. el ajuar de esta tumba nos da nuevos indicios de los
rituales que se llevaban a cabo en la época Chimú.
Valle de Moche:
Chanchan:
Fue reportado en contextos Chimú el entierro secundario de un personaje (al
parecer adolescente, por la no fusión de la cabeza de húmero y la epifisis
de la tibia, características observadas a nivel fotográfico), asociado a una
máscara de oro, textiles (cuyas decoraciones son similares a los que hemos
reportado en similares contextos Chimú en Huaca de la Luna), Spondylus,
etc., y semillas perforadas (evidentemente de Nectandra sp.) amontonadas a
un costado del entierro, la fibra que traspasaba las semillas no se
conservaba por la descomposición orgánica que había sufrido (excavaciones
realizadas en 1987 por el IRC/LL, I. Pérez C., 1993, com. pers.).
Hrdlicka (1911, cit. por Pozorski, 1979: 133) reportó entierros al parecer
exclusivamente de niños. Una observación de este mismo sitio (1993) nos reportó
en su superficie, y áreas huaqueadas, semillas de Nectandra sp., conjuntamente
con valvas de Spondylus, Conus, huesos humanos y de camélidos. Bourget, también
en 1995, reportó este mismo material para este sitio, observando incluso restos
de pigmento rojizo en cráneos humanos, etc. (Bourget, 1997: 113).
Huaca de la Luna:
Sin embargo, la identificación realizada a los especímenes botánicos, publicada
posteriormente por las entonces estudiantes Castillo y Chilca (1992) no sería
correcta, ya que ellas reportan la identificación de estas semillas como
Phaseolus lunatus, citando: "pallares perforados ensartados con hilos de junco"
(ídem: 66). Al contrario, hemos identificado (Montoya, 1998) estos especímenes
como pertenecientes a Nectandra sp. (con diferentes especies), además citan el
hallazgo de otro tipo de "semillas" pequeñas y también ensartadas
identificándolas como "chofe" (Melilotus indicus), sin embargo dicha
identificación también es errada porque no son semillas, estos mismos
especímenes los hemos reportado en las tumbas Chimú 6 y 7, y los hemos
identificado arqueobotánicamente como cálices de flores pertenecientes a la
familia Lauraceas, del género Nectandra, probablemente pertenecientes a la
especie puchury-minor (Montoya, 1998).
Estos estaban asociados evidentemente a dos entierros Chimú, los análisis de
antropología física efectuados por Laurel Anderson (Programa de Doctorado,
Universidad de Tulane) definieron que pertenecían a niños casi adolescentes
(13-14 años), no encontrándose evidencias físicas de las causas de muerte de los
mismos (com. pers., 1995), con abundantes ofrendas, entre los que se encontraba
una maqueta e idolillos de madera en miniatura, representado un ritual de
entierro en una plaza ceremonial similar a la existente en las ciudadelas de
Chan Chan, además de otras escenas (Uceda, 1997), entre éstas ofrendas se
reportaron abundantes semillas perforadas sueltas y ensartadas en hilos o en
soguillas, también fueron reportadas decenas de piezas textiles, algunas
decoradas en sus esquinas con el símbolo escalonado (elemento decorativo típico
del estilo Chimú) o decoradas con cálices de Nectandra sp., varias de estas
piezas envolvían a diferentes tipos de semillas, a manera de paquetes anudados
(Montoya, 1995, 1998).
El contexto de la maqueta Nº 4, estuvo parcialmente disturbado, las excavaciones
realizadas por una estudiante de la PUCP pudieron definir también la existencia
de un entierro Chimú intrusivo, quien consideró que por el ajuar funerario
reportado en esta tumba entonces debía pertenecer a un personaje de alta
jerarquía (Habletter, 1997: 22), se encontraba asociado a grandes tinajas y el
esqueleto pertenecía a un niño, entre los especímenes reportados habían además
algunos idolillos de madera, caracoles Conus, y valvas enteras de Spondylus, así
como también fragmentos trabajados de estas mismas especies, fragmentos textiles
y algunas semillas de Nectandra sp. perforadas, etc. Los materiales estaban muy
deteriorados por descomposición orgánica, también se reportó que las tinajas
tenían decoración en relieve con diseños de semillas de Nectandra y serpientes
(ídem: 21).
Fueron reportados en contextos de escombros, entierros de niños,
adolescentes y mujeres, asociados a piezas textiles, plumas de colores,
granos de nectandra (sic), Conus y Spondylus (naturales y piezas
trabajadas), así también fue reportada una enorme cantidad de huesos de
camélidos jóvenes (Bourget, 1997: 112, 113).Huaca El Dragón
Considera que la Nectandra conforma una cuarta clase principal de artefactos
ceremoniales en este sitio, a saber:
- Idolos de madera,
- Spondylus,
- Strombus (Bourget, 1994, revisó estos últimos especímenes, determinando
que se trata del género Conus), y
- Semillas de Nectandra,
No hemos podido determinar si en Huaca Arco Iris existieron paquetes de tela
envolviendo las semillas, tal y como hemos reportado para Huaca de la Luna. Al
respecto, el material arqueobotánico que hemos analizado de Huaca Arco Iris las
hemos encontrado ya separadas de las piezas textiles, en donde era probable que
hayan sido originalmente encontradas, al respecto Schaedel ya mencionaba el
pobre estado de conservación de los textiles, pero menciona también el hallazgo
de un paquete de tela con varios pequeños collares de semillas de Nectandra
(ídem: 424), que bien podría haber sido similar a los reportados en Huaca de la
Luna.
1. En los trabajos de investigación que viene realizando el Dr. Donnan, se ha
reportado (temporada de campo 1997) algunas semillas en áreas próximas a tumbas
saqueadas, pero pertenecientes a la cultura Lambayeque, una sarta conteniendo 5
semillas nos fue proporcionada, las que hemos identificado como Nectandra sp..Valle La Leche:
Las investigaciones arqueobotánicas del material orgánico de Túcume,
reportaron también el hallazgo de semillas del género Nectandra, para
contextos asociados a cerámica Lambayeque (León del Val, F., 1991).
El contexto más relevante está referido a un fardo de la época Inca, hallado
en Huaca Larga (Plataforma II) en 1991, en este fardo las semillas de
"Amala" estaban ensartadas, y colocadas a ambos lados del fardo, éste al ser
desenfardelado (en 1993) tenía un olor muy penetrante al parecer provocado
por estas semillas (com. pers. Narváez, 1994). Algunas semillas nos fue
proporcionada, las que identificamos como pertenecientes al género Nectandra
sp.. Valle de Lurín:
Baessler (1902-1903) reporta el hallazgo en Pachacamac, de un fardo funerario
Inca, pero conteniendo el cuerpo de un puma, éste se asocia a implementos de
plumas de aves selváticas, objetos de metal (oro, plata), tejidos, valvas de
Spondylus, y collares de semillas que dicho autor identifica como perteneciente
a la familia Sapotaceae. Sin embargo en la foto de este fardo publicado por
Longhena (1990: fig. 265) podemos apreciar que estas semillas pertenecerían mas
bien a Nectandra sp.(foto 9).Islas Guaneras:
G. Kubler (1948) reporta en las islas guaneras de Guañape y Macabí, sartas
de semillas, conjuntamente con otros artefactos como: ídolos de madera,
textiles, representaciones de peces en plata laminada, conchas Spondylus.
Las semillas las reportó con el nombre de "cacao seeds" y "oval brown
berries", no mencionando la identificación taxonómica de las mismas. Sin
embargo, por las características morfológicas que el autor menciona, además
de los dibujos que él publica, consideramos que podrían pertenecer a
semillas de Nectandra sp.
No se define bien el contexto de los hallazgos ni el período cultural al que
estarían asociados ya que el material al parecer estaría disturbado. Sin
embargo, en estos sitios se ha reportado una secuencia ocupacional amplia,
que va desde el período Moche a Inca, e incluso colonial.
Por las características reportadas estos sitios tuvieron una connotación
ritual en la que básicamente se depositaban ofrendas, al parecer
relacionadas también a actividades de sacrificios humanos, tal es el
hallazgo en estas islas de ídolos de madera representando a prisioneros
desnudos (Kubler, 1948).
Entre las características peculiares que reportó este material era que en los
fragmentos pertenecientes a bandas, no observábamos evidencias de haber estado
cosidas a otro textil, por lo que no pudimos determinar en ese entonces a qué
tipo de pieza pertenecían. Sin embargo, por la calidad de los tejidos,
policromía y diseños ya habíamos considerado que estos textiles, antes que parte
de la vestimenta, conformarían parte de las ofrendas de los personajes
depositados en Huaca de la Luna.
Es recién en 1995, que tuvimos la oportunidad de evidenciar material textil en
contextos relativamente mas seguros y asociados a tumbas Chimú (Tello, 1997),
las piezas textiles eran evidentemente del mismo tipo que los fragmentos que
habíamos reportado en 1991 en escombros de la época colonial en Huaca de la
Luna. Este hallazgo nos ayudó a definir que las bandas fueron depositadas de dos
maneras diferentes en estas tumbas, algunas estaban cosidas a los bordes de
paños cuadrangulares (fotos 11, 12, 13), y otras eran bandas completas solas, es
decir que aún no estaban cosidas alrededor del manto.
Esto respaldaba en parte el planteamiento inicial de que las piezas fueron
especialmente hechas para cumplir un rol de ofrendas en un ritual específico,
más que como parte de la vestimenta del personaje enterrado.
Las características de elaboración, forma y diseño de los textiles Chimú
recuperados en Huaca de la Luna son similares a los reportados en el entierro de
un niño en Tschudi (1987), en Huaca Arco Iris (material depositado en el Museo
de Arqueología de la UNT), ésto estaría respaldando nuestra hipótesis de la
existencia de patrones de elaboración para piezas textiles destinadas
especialmente para determinados eventos rituales.
Al respecto un dato interesante, que respalda en cierto modo que estos
materiales conforman parte de ofrendas especialmente elaboradas para estos
rituales y no son elementos aislados, nos la da Anne P. Rowe, quien analizó el
material textil registrado por Pozorski para el sitio de Las Avispas, quien
menciona: "...Muchos de los textiles fueron hallados doblados o envueltos, como
si ellos hubieran servido como ofrendas independientes mas bien que como prendas
de vestir o envolturas de fardos" (1984: 23). Traducción libre.
Al respecto, es necesario realizar una revisión de los contextos arqueológicos
reportados para dilucidar la ocurrencia de este tipo de elaboración en las
piezas textiles.
Hallazgos similares han sido reportados en Huaca Arco Iris, Chan Chan, Cerro
Blanco, etc., asociados a objetos ofrendados también similares. Estos rasgos nos
ha permitido plantear a manera de hipótesis que estos entierros no pertenecen a
dignatarios o personajes de estatus en la jerarquía gubernamental Chimú, o de
élite, como se ha planteado generalmente. La recurrencia de características en
cuanto a edad y material de ofrendas depositadas, harían pensar mas bien en una
selección específica de personas para formar parte de estos rituales
conjuntamente con un rico ajuar, posiblemente solo en determinados sitios, y
para servir como ofrendas especialmente preparadas para determinados eventos.
Esto nos planteó que debíamos indagar en las causas de muerte, de allí surgió la
interrogante: ¿cabría la posibilidad de sacrificios humanos, quizás por
envenenamiento?.
Los bioensayos realizados (con Rattus rattus var. albinus) nos dieron indicios
de que el extracto de las semillas de Nectandra sp. puede llegar a producir un
efecto neuroestimulante corto, seguido por un efecto depresivo, pero si la dosis
es alta, bien podría llegar a producirse la muerte.
Este bioensayo brindó la posibilidad de realizar un experimento comparativo
entre el cabello humano de la tumba 7 de Huaca de la Luna y el pelo de la rata,
el cual debía responder positivamente a la reacción de alcaloides, en la medida
que los metabolitos se quedan impregnados en el pelo.
Los resultados dieron positivo (reacción de Mayer, y Mandelin) y por las
características de la reacción el tipo de alcaloide podría ser del tipo
Estricnina o Solanina, pero que no pertenecían al tipo Aminos.
Estos resultados son aún indicativos, nos falta realizar más bioensayos con
grupos de ratas para poder ofrecer un dato de mayor confiabilidad.
"Los polvos desta yerba con polvos de incienso y dados en vino, hacen no sentir
los tormentos, por rigurosos que sean".
El cronista Arriaga menciona en relación a la bebida de chicha mezclada con
polvo de Espingo
"... beven la demas los Hechiceros, y les buelve como locos" (cit. Wassén, 1973:
44), lo cual estaría relacionado a la actividad de los alcaloides en el sistema
nervioso.
El consumo de bebidas conteniendo porcentajes de alcohol, de por sí produce un
efecto neuroestimulante, si consideramos el agregado a la chicha de especímenes
que contienen alcaloides, como es el caso de la Nectandra sp. o "polvos de
Espingo" citado por los cronistas, el efecto es mucho mayor, por lo que
proponemos el uso de este espécimen como un aditivo que pudo haber provocado una
muerte sin dolor, es decir la víctima pudo haber sido narcotizada, en ceremonias
donde la ofrenda humana formaba parte del ritual a ejecutarse, ésta propuesta no
debe descartarse de plano y mas bien valdría incidir sobre este aspecto en
futuras investigaciones interdisciplinarias.
Planteamos, como una tentativa para comprender los rituales Chimú, una
clasificación inicial de los contextos arqueológicos reportados recurrentemente,
tomando en cuenta principalmente la particularidad de los mismos, y las
recurrencias constantes de ofrendas similares.
La particularidad de algunos de estos tipos de ofrendas como parte de complejas
actividades rituales, ha llevado a plantearnos que éstos podrían estar
correlacionándose con eventos específicos en las sociedades prehispánicas, un
estudio etnohistórico queda pendiente para realizar, lo cual deberá ayudar en el
estudio arqueológico para aclarar o descartar este planteamiento.
Bourget plantea: "... estos rituales prescritos formaron una parte importante
del aparato religioso del inicio de la cultura Chimú y que ellos se realizaron a
lo largo de la costa peruana durante un período de tiempo largo" (1997: 115).
Estamos de acuerdo con lo planteado por dicho investigador, en el sentido de que
los niños y jóvenes evidenciados en estos sitios se constituyen como parte de la
ofrenda misma en estos rituales (ídem: 115), y no que constituyen entierros de
personajes de alta jerarquía a quienes se les ofrenda. Consideramos que no es
casual la presencia de una determinada edad en estos entierros humanos, y que
bien podría deberse a causas específicas de muerte exprofesa (Montoya, 1998).
Dicha propuesta es lógica considerando los hechos históricos sucedidos en la
costa norte, sin embargo, consideramos que faltan realizar estudios puntuales al
respecto, ya que como hemos propuesto es sintomática la presencia recurrente de
entierros Chimú de personajes adolescentes asociados al parecer a contextos
rituales específicos y no necesariamente que pertenezcan a contextos de tumbas
de personajes de jerarquía con un rico ajuar como ofrendas.
Si bien no existen reportes etnohistóricos con respecto a los casos de
sacrificios de niños para la época Chimú, existe información de los cronistas
Martín de Murúa (1964) y Calancha (1976) sobre sacrificios específicos de niños
para la época Inca, por lo que valdría considerar la existencia de estos
sacrificios específicos para épocas anteriores.
Queda también, aclarar la implicancia de estas características rituales en
diferentes momentos del desarrollo de la sociedad Chimú, por lo que la
correlación de fechados seguros para los diferentes sitios con estos contextos
será importante.
Revista Sian Nº 4
Por: María del R. Montoya Vera, Proyecto Arqueológico Huaca de la Luna
En: Revista Sian Nº 5 pp. 9 - 1998
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