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SALA :
LA CULTURA MOCHE

La costa norte del Perú, desde Ancash hasta Piura, fué el escenario donde se desarrolló la esplendorosa Cultura Moche, desde los inicios de nuestra era hasta 700 d.C. Sus principales restos arquitectónicos se encuentran en los valles de Moche y Chicama, pero en todos los valles del norte se registran sus templos, ciudades, pueblos y diversas manifestaciones artísticas.


Cerámio Moche

Los testimonios arqueológicos han determinado que las culturas norteñas de Cupisnique (Chavín Costeño), Salinar, Vicús y Virú, han contribuido a la formación de esta cultura en sus primeras épocas; por eso, podemos afirmar que la Cultura Moche, luego de este largo proceso, aparece como una síntesis regional autónoma, con mayores aportes tecnológicos e ideológicos que cualquier otra Cultura nor-costeña y andina.

Históricamente lúe conocida como Proto-Chimú por Max Uhle ; Gordon Willey la denominó Clásica; Muchik, por J.C. Tello, y Early Chimú o Chimú Temprano por Altred Kroeber.

En la actualidad, MOCHICA es el nombre más empleado en el argot científico. Pero fue Max Uhle (1899), quien dio a conocer por primera vez su existencia luego de realizar sus investigaciones en el valle de Moche. Uhle excavó alrededor de 50 tumbas entre las Huacas del Sol y de la Luna, lo cual le permitió identificar hasta cuatro distintas culturas que habitaron sucesivamente el valle: Proto-Chimú (Moche), Tiahuanacoide, Chimú e Inca. Los materiales culturales recuperados, especialmente cerámica, fueron llevados a la Universidad de Berkeley y analizados por Alfred Kroeber (1930), confirmando lo propuesto por Uhle, que se trataba de una cultura Proto-Chimú y Pre-Tiahuanaco. Los mochicas desarrollaron una sociedad estratificada subordinada a un poder moral-teocrático, dirigida por sacerdotes guerreros quienes ordenaron construir centros urbanos donde se desarrollaron diferentes actividades productivas, artesanales de adornos y de carácter sacro, utensilios e instrumentos; siendo su base económica la excelente planificación y producción agrícola de gran envergadura.

En base a la cerámica, Rafael Larco Hoyle (1948), como efecto de sus excavaciones en los valles de Moche y Chicama, la clasificó en cinco fases estilísticas, para lo cual tomó ciertos criterios de forma, decoración y dimensiones de los picos, asas estribo y cuerpo. Las dos primeras fases con una arraigada herencia de los estilos Cupisnique, Salinar y Virú; la tercera y cuarta fase, las define como desarrollo clásico, y la quinta fase, la considera como la etapa de decadencia con fuertes influencias foráneas.


Cerámio Moche

Para fabricar sus vasijas de arcilla emplearon moldes y, en escaso porcentaje, el modelado; los ceramios reflejan un gran dominio de la plasticidad y escultura del barro; así también de la decoración pictográfica y la incisión; por ello con justicia se les ha llamado como el periodo de los maestros artesanos, dada la calidad de sus obras.

La decoración pictórica fue a base de dos colores: crema y rojo indio; además, la decoración incisa; siendo la botella esférica la forma preferida y típica, de base plana y asa estribo. Debemos destacar que dentro de la cerámica existe una gran variedad de formas: botellas, cántaros, ollas, "cancheros" con mango, vasos, cuencos, platos, copas, tinajas, urnas; diversidad de vasijas escultóricas representando personajes masculinos y femeninos, animales, plantas, frutas, diseños arquitectónicos, cerros; en síntesis, el nombre y la naturaleza. La pictografía o decoración con pintura, era ejecutada con pinceles finos de pelo de animales y humanos, de plumas de aves y puntas de carricillos. Los diseños o dibujos se hacían en superficies lisas, donde utilizaron colores planos; los personajes llenos de contrastes se plasmaban de perfil, con algunos espacios rellenados de color rojo indio y complementado con líneas muy finas elegantes, sobre un fondo crema o engobes crema o rojo.

Los motivos pintados en el entorno de los cuerpos globulares de los ceramios, en las últimas fases, incluyen temáticas variadas de su mundo y ecología, de sus actividades básicas de caza, pesca, textilería, navegación, la muerte, tecnologías, batallas, danzas, sexualidad y un complejo mundo de representaciones ritualistas: ceremonias de sacrificios de prisioneros, transformaciones míticas: antro-Zoomorías, antro-ictiomorías, antro-ornitomortas; complementadas con una serie de elementos de tipo geométrico, como signos escalonados, grecas, cruces, círculos, orlas, volutas,etc.

La alquimia del amor también estuvo presente en su cerámica, dentro de este universo de representaciones erótico sexuales, se encuentran los órganos genitales masculino y femenino, representados en forma independiente en los ceramios. Luego, con el desarrollo magistral de la escultura, las representaciones de falos y vulvas se encuentran identificadas en el contexto corporal, las cuales son siempre desproporcionadas adrede y, sobre todo, tratando de resaltarlas exageradamente con relación al cuerpo humano; por último, un conjunto variado de relaciones sexuales de apareamiento en su más grande representación plástica.

En esta expresión artística de la cerámica, la representación sexual, no sólo está referida a los nombres; también abarca el mundo animal y vegetal con diversidad de representaciones de sapos, llamas, perros, ardillas, murciélagos, iguanas, serpientes. Es decir, se trata de un equilibrio cosmogónico unido por una idea central de reproducción o fertilidad en lo divino, de los que el nombre, los animales las plantas no están ajenos a ello

La arquitectura Moche es la culminación del desarrollo iniciado por las culturas Salinar y Vírú, especialmente en el manejo del espacio y con la forma de la pirámide escalonada.

Tanto la arquitectura de carácter monumental como la doméstica, se caracterizaron principalmente por estar construidas a base de adobes de barro, con forma rectangular paralelepípeda, elaborados en moldes de madera. En la cara superior en las fases fínales muestran marcas diferentes hechas a presión con incisiones anchas; posiblemente identifican a los diferentes grupos tributarios que participaron en la construcción del monumento, probable alusión a un sistema de trabajo de carácter corporativo o al cumplimiento obligatorio de tributos religiosos a sus deidades supremas; registrándose más de un centenar de aquellas marcas. Las dimensiones más comunes de estos adobes son de 43x27x17 y de 33 x 20 x 15 cm. Los arquitectos Mochicas también utilizaron la piedra como elemento constructivo; pero de menor uso que el adobe, y principalmente para las bases de muros y terrazas.

Es preponderante en los diseños arquitectónicos la planta rectangular, a excepción de las estructuras construidas en la cima de cerros, como el caso de Huaca Choloque en el valle del Santa, que es circular. Varios complejos arqueológicos vienen siendo definidos como ciudades o capitales regionales: Pampa Grande en Lambayeque, Galindo y Huacas del sol y de la Luna en el Valle de Moche, conformados por centros ceremoniales piramidales con rampas, viviendas de diversos status social, talleres artesanales, callejuelas, etc.; igualmente, arquitectura doméstica sobre un área aproximada de 50,000 m, siendo su patrón la edificación de viviendas unifamiliares, con bases de piedras.

Los complejos arquitectónicos monumentales, que cumplieron funciones religiosas o administrativas, están constituidos por varias plataformas superpuestas, definiéndose una sección escalonada que abarca todo el ancho del edificio, guardando orden simétrico con rampas que comunican plataformas, patios o plazas.

Los sitios más representativos en la costa con arquitectura monumental son: Pañamarca (Valle de Nepeña, Ancash), Fortaleza de Choloque (Valle del Santa, Ancash), Huaca del Sol y de la Luna, Galindo, Huaca "Florencia de Mora" (Valle de Moche), Huaca Mocollope, Huaca Cortada, Huaca Cao, Huaca Blanca, Huaca Cartavio, Huaca Amarilla o Mocnón, Huaca ; Licapa, Huaca Cafetal (Valle de Chicama); Huaca Rajada-Sipán, Pampa Grande (Lambayeque), Complejo Arqueológico San José de Moro y Pacatnamú (Valle de Jequetepeque).

Durante los últimos 50 años, los arqueólogos han registrado relieves pintados para las épocas más tempranas de la civilización Andina, anteriores o contemporáneos con la Cultura Chavín, como Garagay (Lima), Moxeque, Cerro Blanco, Punkurí, Cerro Sechín (Casma, Ancash), Huaca de Los Reyes (La Libertad); pero hasta nace poco no se conocían estas técnicas decorativas en la cultura Mochica, sólo se tenían referencias sobre el arte de una pintura mural polícroma.

En la actualidad, en el Complejo Arqueológico "El Brujo", cerca del pueblo de Magdalena de Cao, en el valle Chícama, al norte de la ciudad de Trujillo, han sido descubiertos conjuntos de relieves policromados en la Huaca Cao Viejo, con temáticas similares a las representadas en ceramios pictográficos. Presenta en relieves escenas de combate, desfile de prisioneros desnudos y de sacrificios humanos (degollador). Además un tema complejo con representaciones de la flora, fauna y del hombre; otros relieves con escenas de hombres danzando cogídos de la mano, corredores con olas marinas estilizados e impresionantes columnas decoradas.

En las Huacas del Sol y de la Luna, en el Valle de Moche, el visitante puede observar corredores con paneles de relieves policromados, cuya representación principal es un rostro en forma de mascarón mitológico o cabezas trofeos con atributos felínicos, con ojos desorbitados, boca completamente abierta, que muestra expresión de dolor y terror, con agresivos y filudos colmillos, rodeado por cabellos estilizados como volutas de color negro en rondo blanco todo al centro de un rombo delimitado por bandas diseñadas con motivos geométricos, que representan cabezas de rayas marinas estilizadas en planos relieves de color amarillo y negro en la excisión. A la fecha también se han descubierto danzantes, una gran serpiente, nombre iguana, arañas, peces, aves, etc.

En el aspecto funerario los Mochicas sepultaban a sus muertos en posición de cubito dorsal, con las piernas extendidas, y con una o ambas manos sobre la región púbica, colocando dentro de las tumbas ornamentos de oro, plata, cobre o champi y aleaciones. Se calcula el promedio de estatura en las mujeres de 1.46 cm. y en los nombres de 1.57 cm., siendo el promedio de vida 50 años; generalmente de cráneos dolicocéfalos, amplio tórax y fornidos miembros. Las tumbas de la élite fueron rectangulares construidas de adobe, caña y piedra, cubiertas con vigas y adobes; las principales ofrendas fueron los ceramios, conteniendo y rodeados de todo lo que tuvieron en vida.

De los grandes hallazgos que han conmocionado al mundo científico, en el siglo XX, es el mausoleo real registrado en Sipán - Departamento de Lambayeque. Este complejo arqueológico es un monumento piramidal construido con adobes. En 1989 es descubierto por un grupo de huaqueros, traficantes de tesoros y de inmediato sufre una demencial profanación y saqueo en una de sus tumbas principales. Científicos del norte peruano intervienen oportunamente y descubren una tumba real con un personaje que ha sido bautizado con el nombre de "SEñOR DE SIPáN". Se trataría de un importante dignatario de la región, sepultado con sus esposas, servidores más directos, un perro y una llama, todos sacrificados especialmente para acompañar al gran señor en su viaje a la eternidad.

Asociadas al contexto, se han registrado gran cantidad de ofrendas en metal, cerámica, huesos y otros, para homenajear y distinguir la alta jerarquía del "Señor de Sipán" y de sus acompañantes. Este personaje principal porta una coraza en el pecho, compuesta de un sinnúmero de pequeñas láminas de cobre dorado, un cetro, máscara, nariguera, orejeras, diadema, puñal de sacrificios, collares y otros objetos suntuarios confeccionados en oro, plata y cobre dorado. El cuerpo fue envuelto con paños y embellecido con cuentas; el torso y los muslos, adornados también; además collares de huesos y turquesas, etc., envuelto con una túnica de chaquiras de oro, plata y cobre dorado.

Hasta el momento se ha llegado a encontrar en el mausoleo de Sipán más de 1500 piezas y objetos de valor cultural, las cuales están aportando excelente información para comprender a la esplendorosa cultura Mochica.

La parafemalia de instrumentos musicales Mochica es muy variada y confeccionada en arcilla, metal, hueso o carrizo. Es con estas flautas de pan o "antaras", las ocarinas, tamboriles, trompetas, cornetas, sonajas, cascabeles, pututos y pitos, que dieron armonía rítmica a sus dar acompañados de impone himnos marciales y religiosos cantos de amor y dolor, de muerte, de vida y de triunfos. instrumentos musicales del Pueblo Moche son objetos son acústicamente bien conforma no casuales, dignos de escuchados como las hermosas melodías de nuestros músicos tradicionales.

La autoridad suprema Mochica estaba magnificada con múltiples símbolos que debieron hacerla temible dentro de su gobierno rígidamente organizado. Severos en la imposición de Justicia castigaban a hombres y mujeres que infringían las normas y 1eyes implantadas con pena de muerte, seccionando órganos vitales, exposición a las aves de rapiña, exilio , etc.

La Cultura Mochica está considerada como una sociedad Teocrática con sustento militar, administrada por sacerdotes guerreros; en las batallas, los altos jefes estuvieron lujosamente ataviados con cascos, orejeras, pectorales, muñequeras, anillos de metal, porras, escudos, estólicas, jabalinas y lanzas.

La indumentaria textil estuvo conformada por vistosas túnicas, faldones decorados con diversos ornamentos y motivos realistas, grecas, aves; logrados con técnicas diversas como la pintura y el estampado; tocados de vistosos colores, confeccionados diestramente con plumas; sandalias elaboradas de cuero de llama, libras vegetales y otros materiales. Los guerreros comunes utilizaban cascos semicirculares o cónicos, armas defensivas y ofensivas como lanzas, mazos, estólicas para lanzar dardos, hondas y cuchillos semicirculares, escudos y protectores.

La caza y la pesca fueron por excelencia actividades extractivas para el consumo. Para la caza utilizaron redes, hondas, lanzas y dardos arrojados por la estólica; trampas y el chaco de cérvidos y aves en presencia de los grandes gobernantes, tal como lo evidencian las escenas pictográíicas de los ceramios. Para la pesca emplearon grandes y pequeñas embarcaciones, redes de diversos tamaños cordeles y anzuelos, mazos y arpones, entre otros.

La economía Mochica se basó en la Agricultura como actividad básica y principal. De acuerdo con algunos estudiosos la extensión cultivable alcanzó aproximadamente 12'530,000 hectáreas (quizás utilizadas en épocas de lluvias), y los terrenos áridos a 53 '320,000 hectáreas que hacen un total de 65,850,000 Has.

Construyeron sistemas hidráulicos importantes como los canales que bordean el Valle de Moche (Mochica alto y bajo), el Canal de Catán en Cbicama y otros en Virú; reutilizados y ampliados por los Chimú. Edificaron grandes acueductos y reservorios con capacidad de millones de metros cúbicos de agua, como el de la Pichona en Ascope, que tiene 1400 metros de longitud, 15 metros de alto, y completamente terraplenados. Cultivaron muchas variedades de productos agrícolas, y en gran escala, el maíz, yuca, achira, tabaco, coca, calabaza, quinua, yacón, pallares, ají, camote, olluco, papa, loche, maní, frejol, zapallo, machua. Frutales como la granadilla, lúcuma, chirimoya, guanábana, pacay, pepino, berenjena, maracuyá, tumbo, troja de algarrobo, poroto, tuna, palta, guayaba etc. Esta dieta alimenticia se complementaba con los variados y ricos recursos marinos, reforzada también con el consumo de carne de cuy, llama, venado y aves. Fácilmente llegaron a completar las necesidades mínimas de humedad, fibra, protenas, grasa, almidón, pontosenas, carbohidratos, calorías, ¿lúcidos, fósforo, calcio, hierro, cenizas, sílice y vitaminas; requeridos por el cuerpo humano para su desarrollo y vida sana. únicamente como ejemplo nos referimos brevemente al maíz; alimento principal de la época pre-inca e inca. Se le puede preparar como cancha, mote, harina para panecillos, harina para mazamorra y caldos, molidos para pasteles y bebidas. Según la tabla de Knight demuestra la composición del maíz,: Harina de Maíz (Nitrogenados 14.00 Grasa 3.80 Hidrocarburos digeribles y Celulosa 70.68 Cenizas 0.86 Agua 10.60). Para sosegar la sed y alegrar las fiestas elaboraron la chicha, fermentando el maíz (jora) y otros frutos como el molle. No fué tampoco desconocido el uso de infinidad de plantas y yerbas medicinales y espirituosas y otros manjares afrodisiacos, como los cañanes, lacatos de tierra y avispas fabricadoras de miel.

La vida religiosa de los Mochicas giraba y se regía por el culto a una imagen suprema del hombre con rasgos felinos, personificado en la divinidad de un dios supremo llamado AI-APAEC, que representa a un hombre con grandes colmillos, transformándose en animal. Esta deidad está identificada con arcaísmos ideológicos provenientes desde la época Cupisnique complementadas con otras deidades, como la serpiente, el cóndor o el águila; máximas expresiones de poder en todo el proceso cultural andino. Cabe poner en claro que esta inspiración espiritual fué determinada por su observación del espacio cósmico. Existe una información antiquísima que AI-APAEC era nada menos que una constelación de estrellas. En los ceramios se registraron ciertas enfermedades patógenas como: labios leporinos, jorobados, siameses, alecciones a la columna o la cara, crecimiento exagerado de la cara, ciegos, tuertos, manos y pies, presencia de la uta y otros síndromes.

Debemos destacar que los Sacrificios Humanos fueron evidentes en la Cultura Moche, registrados en los contextos funerarios en esculturas, relieves y otros iconos. Hasta el momento se han determinado diversas modalidades de inmolaciones: desbarrancamientos, degollamientos, estrangulación, descarnacimiento, devoramiento por aves de rapiña, seccionamiento, consumo de sustancias tóxicas y quizá por anegamiento. Helmut Krúmbacb (1987), manifiesta que los sacrificios humanos en particular eran de máxima relevancia religiosa, toda vez; que este rito, según la antigua re india, hacía posible la existencia de los dioses y el poder, por la fuerza vital del corazón y la sangre humana.

En los ceramios pictográficos se observan escenas de personajes atléticos, transportando pequeñas bolsas de cuero conteniendo pallares marcados; quizá podría haberse tratado de ciertos "mensajeros". Larco Hoyle, prestigioso investigador de la Cultura Moche, trató de demostrar que los Mocbicas conocían la escritura ideográfica, tomando como evidencias los símbolos que se encuentran representados en los pallares. Pero lo más evidente es que se trataría de ciertos códigos numéricos, esencial para su desarrollo; pues sin cálculos estadísticos, medidas y pesos no hubiera sido posible su importante desarrollo alcanzado.

Los Mochicas fueron estupendos forjadores de metales. Conocieron sus propiedades físico-químicos; desarrollaron técnicas de manufactura y, sobre todo, aprendieron la extracción de los minerales y tratamientos metalúrgicos. Dominaban el oro, la plata, el cobre, el plomo, el mercurio y procesos de aleaciones como el bronce, el cobre dorado y la plata dorada, que son el resultado de la aleación del cobre, oro y plata en especiales proporciones, llamado Tumbaga, y en combinación con elementos reactivos, con el objetivo que una fina capa de oro sobresalga en la Superficie, a través de una depositación electroquímica, usando para ello minerales corrosivos: sal común, nitrato de potasio, alumbre de potasa, sulfatos dobles de alumnio y potasa, sultato férrico y cloruro de sodio, antioxidantes, camón vegetal y greda.

Asimismo, desarrollaron tecnologías de fundición, refinación, soldadura al luego y al frío, repujado, vaciado a través de moldes, laminados y filigrana, etc. Confeccionaban una variedad de objetos de uso real, sacro y militar; también adornos para la élite y domésticos, como Collares, narigueras, orejeras, brazaletes, pinzas, sortijas, coronas, pectorales, platos, copas, cuencos; instrumentos agrícolas, quirúrgicos, cuchillos, máscaras funerarias, protectores y perfectos instrumentos musicales como sonajas, pitos, quenas, clarines, trompetas, tambores, etc. Como bien lo señala Heatber Lecbtman: "Las aleaciones de Tumbaga, con sus propiedades inherentes de enriquecimiento de color, constituyen la contribución más significativa del nuevo mundo al repertorio del sistema de aleaciones desarrollado por las sociedades antiguas".

Culturas contemporáneas a los Mochica se desarrollaron en otras regiones: Cajamarca en el norte, Recuay en Ancash, y otros desarrollos locales menores como Huarpa en Ayacucbo y Wari en el Cusco; mientras que en el Altiplano peruano-boliviano se desarrolló Tiahuanaco. También en la Costa Central se desarrolló Chancay y Lima; y en el sur la Cultura Nazca; en Europa estaba vigente el Imperio Romano.



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