Los trabajos arqueológicos realizados en la costa norte, principalmente en el
área de Lambayeque, son muy escasos, razón por la cual solo se conocía las
referencias que dieron los Cronistas; Francisco de Jerez (1537), Cieza de León
(1547), Miguel Cabello de Balboa (1586) en su obra "Miscelánea Antártica", el
Cura de Morrope y Pacora, Modesto Ruviñoz y Andrade. La tradición contenida en
estos documentos constituye el objeto principal de la tradición Lambayecana.
Posteriormente estos aportes dieron lugar a que los investigadores tomen interés
sobre el desarrollo cultural de Lambayeque. Los primeros en tratar el tema
fueron: Tello (1937) quien realizó una somera visita para inspeccionar e
inventariar las huacas y artefactos funerarios de oro saqueados en Pampa Grande,
anteriormente Brunning (1917-1922), el primer erudito que hizo un estudio
conciente y sistemático de la historia cultural de está región, registrando en
su monografía las impresiones de los sitios más importantes que él visitara y
fotografiara, en su breve estancia. Kroeber (1930) su labor fue limitada, visitó
únicamente el Purgatorio, Chotuna y Etén.
Los primeros estudios de campo propiamente hechos se deben a Wendell C. Bennett, quien por los meses de Abril y Mayo de 1939 estuvo en la zona Lambayecana e hizo algunas excavaciones en 81 tumbas y visitó otros 15 lugares sin excavar, llegó a la conclusión de que aquella parafernalia funeraria pertenecía a una época transicional, más tardía. Richard Shaedel (1951-1966), es uno de los primeros en realizar un estudio en gran escala con bosquejos de mapas, para dicha disponiendo de fotografías áreas, actualizaron y recopilaron las principales categorías de restos arqueológicos tales como canales, campos de cultivo, pirámides y lugares habitacionales. Kosok (1965) reportó y trazó mapas de 250 sitios en los valles de Motupe, La Leche y Lambayeque, su investigación se basó en la interpretación del desarrollo socio-económico, político y la irrigación a gran escala de los Lambayeque.
Su base económica estuvo ligada a la construcción de grandes complejos hidráulicos, obras que en su mayoría requirió de un gran despliegue de fuerza de trabajo. Construídas con la finalidad de llevar agua hacia los campos de cultivo ubicados en las laderas del río como el de La Leche y otros.
En la década de los 70, Lambayeque empieza a recibir la debida atención y se desarrolla el Programa de excavación a gran escala (1971-1976) en Pampa Grande, que ofreció un amplio entendimiento de la vida urbana prehistórica del lugar. Ya en 1978 se desarrolla el Proyecto Arqueológico "Batán Grande-La Leche", que al presente es conocido como Proyecto Arqueológico "Sicán," que fue dirigido por Izumi Shimada, proporcionando nuevos datos para un mejor entendimiento sobre la cultura en estudio.
Las antiguas culturas pre-hispánicas del área andina, mantienen un sin número de relatos y leyendas que muestran los posibles orígenes de estos pueblos, la leyenda de Naylamp, descrita por Cabello de Balboa, narra la llegada mítica de un gran personaje acompañado de un gran séquito, que se asentó cerca al río Iaquisllampa donde construyó el templo Chot. Naylamp tuvo un hijo del cual tuvo 12 descendientes que luego le sucedieron 8 gobernantes más hasta que fueron conquistados por los Incas.
En los últimos trabajos científicos desarrollados en la zona, se estima que los orígenes de la cultura Lambayeque se encuentra a finales del Horizonte Medio o etapa en la cual colapsa la cultura Moche y las tradiciones sincréticas y fusión estilística del dominio de Cajamarca Medio en la Costa Norte, debido a la intrusión de un nuevo concepto social, ideológico y estilístico denominado Wari.Con el decaimiento de la influencia Wari en el norte se produce el surgimiento de pequeños reinos y culturas regionales que se refleja en una nueva concepción ideológica social y económica como se refleja en la cultura Lambayeque o Sicán. Los diferentes restos materiales encontrados han sido atribuidos por muchos años, a la Cultura Chimú. De tal modo que esta región fue "Chimuizado" por Tello en 1929, Kroeber en 1939; denomina a la cerámica clásica como "North Chimú" y "Chimú Cursivo.
Fue Rafael Larco Hoyle el primero en usar clara y categóricamente la frase "Cultura Lambayeque" (1948), en su "Cronología Arqueológica del Norte del Perú", puntualizando a la vez los elementos diagnósticos que en su criterio distinguían y aislaban con nombre propio la cerámica clásica de la región aludida. Basado en los motivos escultóricos y asas puentes, la divinidad antropomorfa de ojos alados, y la atribuye cierta anexión al estilo Cajamarca, posteriormente lo ubica dentro y como consecuencia del Tiahuanaco expansivo en la Costa.
Para Izumi Shimada el nombre que debe llevar este conjunto de elementos
culturales, es la de Sicán, debido a un antiguo documento (Archivo general de
los Indios, Sevilla/Justicia 418); menciona que en el año 1536 ésta área fué
denominada como "Sicani o Cani".
En la encomienda confiada a F. Pizarro que este entregó a Lobo en 1536, menciona
que el área principal fué denominado como "Sicán".
Shimada (1985) caracteriza cronológicamente a esta cerámica en 3 períodos:
Los rasgos más saltantes es la producción metalúrgica a gran escala de todo tipo de objetos de metal, su empleo fue masivo incluso llegándose a cubrir completamente la cerámica y cámaras funerarias con laminas de tumbaga (aleación de cobre, plata y oro), entre ellos destaca elementos elaborados en base a cobre arsenical (bronce).
Respecto al poder económico estuvo basado en una alta productividad agrícola y aún amplio control del sistema de irrigación artificial, A la vez tenían control en una amplia red de intercambio de objetos provenientes de diversas partes de América del sur.
Su organización ideológica estaba bien definida y tenían como deidad principal presente en sus representaciones materiales así como los rasgos de aves que mantienen estos.
Shimada menciona de acuerdo a sus investigadores principalmente los referidos a la arquitectura monumental son:
Construcciones de grandes pirámides truncas, combinadas con plataformas generalmente en forma de "T", un modelo en es el caso de Huaca del Loro. La construcción en esta arquitectura monumental usando cámaras de adobe relleno con residuos sueltos, troncos de algarrobo y grandes losetas cocidas, en donde estas últimas deben haberse empleado como refuerzo estructural de las cámaras.
El uso de grandes pilares distribuidos en cuadradas cajas de adobe para el subsuelo, como ejemplo tenemos a Huaca El Corte en donde halló 48 columnas cuadradas pintadas y alineadas en 12 filas de 4 columnas cada una, las bases de estas columnas estaban dispuestas en forma cuadrada, y colocadas en cajas de adobe con piedras y/o ripio rellenos de arena, posiblemente esta área no pudo cumplir funciones de vivienda; pero si empleada como escenarios de exposición de sus ritos públicos.
Una importante tradición en la arquitectura monumental del Sicán- Medio, fue el uso de adobes intencionalmente marcados, estas marcas geométricas que fueron hechos con los dedos antes de que el adobe tomara consistencia. El 90% del total de adobes del mismo tamaño, color, textura y forma con diferentes marcas se repetían en adobes de diferentes tamaños, formas color y textura. Se admite que los adobes marcados eran fabricados por diversas adoberas, (bajo contrato) y para diferentes patrocinadores, y los adobes sin marcas fabricados para cumplir una labor de impuesto para el estado. Los adobes marcados fueron colocados en las construcciones por diferentes grupos de obreros (no pertenecientes a los productores de adobes) quienes usaron diversos adobes marcados que en un principio apilaron en forma desordenada.
Los recintos de las élites mostraban detalles de varios cuartos interconectados, se supone que incluía residencias de las élites y algunos talleres artesanales.
Un ejemplo de la decoración mural que presenta un diseño de 6.70 m. de largo por 1.02 m. de alto, donde 6 personajes llevan un alto y suntuoso tocador sobre una corona de contornos escalonados, resaltando en las mascaras el ojo alado. Los colores utilizados correspondían al rojo oscuro, blanco, anaranjado ocre, rosado, marrón de decoración mural, pero con relieves policromos, son los recientemente hallados en Túcume.
Los estudios sobre cerámica no han podido hasta la fecha aún establecer una secuencia aceptable, sólo se limitaba especialmente a su fase media. Las características más resaltantes que destacan a esta cerámica es el color negro; de cuerpo esférico que descansa sobre una base de pedestal; de pico cónico, en el se desplaza la cabeza de un personaje con ojos alados (Naylamp), estilizada; en el sector occidental de la cabeza de Naylamp nace un asa conectada al cuerpo del recipiente. Frecuentemente este personaje es acompañado por dos sujetos secundarios, estirados y recostados boca abajo como adorándole, esta forma de cerámica es conocida.
Zevallos (1971) propone a la cerámica como una creación de patrones propios del poblador de este valle, diferenciándolo de otras cultural regionales, y que deriva de la cultura mochica por el realismo. Para la cerámica utilitaria Walter Alva los distingue por su singular técnica del paleteado con variados motivos impresos en especifica distribución territorial.