Algunas de las armas en su mayoría se han encontrado en la superficie. Conocemos por referencias del cronistas Pedro Sancho, quien describiera en su relación de 1534, las lesiones producidas y la efectividad de las mismas como objetos de guerra; informó que durante la marcha al Cusco, un grupo de españoles fue duramente atacado por nativos de aquella época, en un paraje del trayecto que va a Vilcahuaman, y según lo describe: "les abrieron a todos la cabeza por medio, con sus hachas y porras".
Los orígenes tecnológicos de estos artefactos, se remontarían a épocas mucho más tempranas y anteriores a los Incas. En el procedimiento de su elaboración, estas armas fueron plasmadas en piedra y también en metal, presentando formas que varían en cantidad de puntas de características estrelladas, indudablemente usadas en forma defensivas. En los estudios arqueológicos, estos recursos de agresión se han reportado para el período Formativo; con filiación Cupisnique, Chavín, Salinar y otros.