SUPLEMENTO "DOMINGO"
Lima, Domingo, 26 de Enero de 1997
Renacimiento
MOCHE
Antes de la visita obligada a las Tumbas Reales del Señor de Sipán, exhibido
en el Museo de la Nación, nada mejor que navegar en Internet y hurgar en la
historia de las civilizaciones en el norte del Perú. Usted lo puede hacer a
través de la ventana Ai Apaec, creada por los arqueólogos de la Universidad
de Trujillo. Un ejemplo de la difusión de lo que fue el Perú precolombino.
UANDO LA HISTORIA NO ES UNA SIMPLE ACUMULACION DE FECHAS, ES UN ESPACIO libre para la fantasía y la ficción. Imaginemos pues que los europeos llegaron mil años antes que Pizarro a las costas del Perú, en pleno apogeo de la civilización Moche. Imaginemos su asombro al hallar enormes ciudades de adobe, al contactar con los orgullosos ejércitos de guerreros tatuados, luciendo atuendos de fino algodón, con tocados de plumas y oro, y cabezas reducidas colgando como trofeos en su cintura. Imaginemos su admiración al conocer los imponentes sistemas de regadío que le robaban espacio al desierto, permitiendo todo tipo de plantaciones de panllevar a lo largo de la costa o su eficiente telaraña de caminos que unía los valles con los pueblos de la sierra o la sofisticación de sus orfebres.
Pero no fue así y los españoles llegaron mil años después, cuando de los Moches no quedaba ni el recuerdo y los cronistas ibéricos creyeron que todo monumento descubierto era obra de los incas, perennizando gracias a la escritura el esplendor del Tawantinsuyo.
A falta de crónicas conquistadoras, son los arqueólogos quienes con paciencia y esfuerzo van descifrando en cada muro derruido, en cada tumba rescatada de manos de los huaqueros, o en cada fardo funerario, la delicada estructura social y la cosmovisión de las civilizaciones que prosperaron en el antiguo Perú antes del apogeo cusqueño.
Hace exactamente diez años, el hallazgo de una tumba real en Huaca Rajada, Sipán conmocionó la opinión pública internacional, trastocando viejos conceptos históricos de la civilización Moche. El descubrimiento superó en expectativas al de la tumba del faraón Tutankamón y en el Perú fue comparado con el hallazgo de la ciudadela perdida de los incas, Macchu Picchu.
Desde entonces, se sucedieron investigaciones de igual importancia en Huaca El Brujo, en las tumbas de Sicán y en Huaca de la Luna, Trujillo; produciendo un renacimiento del interés mundial por las civilizaciones perdidas del norte peruano. Mereciendo, además, el interés de los medios de comunicación más importantes del mundo que ahora reconocen en los Moches a uno de los pueblos de mayor influencia en la América prehispánica.
Lo pudimos comprobar en el Museo de Historia Natural de Nueva York cuando se inauguró la exhibición de las Tumbas Reales del Señor de Sipán (la misma que por fin se puede visitar en el Museo de la Nación), considerado el acontecimiento cultural del año en los Estados Unidos y que recibió más de un millón de visitantes.
Y lo podemos comprobar ahora, cuando el norte del Perú se va convirtiendo en un foco de atracción turística capaz de competir con el Cusco.
Todo esto no podía pasar inadvertido en la telaraña Internet.
El pasado 20 de Enero, la Universidad de Trujillo presentó su ventana Proyecto de Difusión Arqueológica Ai APAEC (nombre de la vieja y terrible divinidad moche) que se puede hallar en el https://www.unitru.edu.pe/arq/
La idea es conformar una lista arqueológica, a cargo de Daniel Castillo Benítes (le pueden escribir a su correo electrónico [email protected]), con el fin de divulgar e intercambiar información arqueológica, incluyendo relatos de expediciones, opiniones y experiencias científicas.
Busca además crear una tribuna donde debatir temas relacionados a las civilizaciones desaparecidas del antiguo Perú, o petroglifos, geoglifos, pinturas rupestres, monolitos, asentamientos humanos prehispánicos y recientes hallazgos arqueológicos.
Pero el proyecto Ai Apaec va más allá y persigue constituir una base de datos de información arqueológica, que será actualizada constantemente con el aporte de estudiosos e investigadores. A decir de sus organizadores, "difundirá los resultados de las investigaciones arqueológicas en forma ilustrada y pedagógica, contribuyendo al fortalecimiento de nuestra identidad nacional y a elevar el nivel cultural de nuestros pueblos". Nada menos.
Por si fuera poco, buscará canales de financiamiento para proyectos de investigación, así como para el establecimientos de museos de sitio y la realización de eventos científicos y culturales.
La cosa va en serio si vemos la pulcra presentación de su home page, que no tienen nada que envidiar a similares instituciones internacionales. Ilustrado con una impresionante vista de Chan Chan, la ventana cuenta con información cronológica (el evangelio histórico según Lumbreras y según Rowe), incluyendo un espacio para el cuidado del patrimonio nacional y una remembranza del sabio Julio C. Tello y de otros arqueólogos que redescubrieron las culturas norteñas.
Se trata de una visita obligada en Internet pues cuenta con detallados y bien ilustrados informes de recientes investigaciones arqueológicas realizadas en todo el Perú, desde la prehistoria hasta la conformación de las grandes civilizaciones andinas.
La lista arqueológica corre a cargo de la Red Científica Peruana y espera la comunicación de profesionales, aficionados y de todo cristiano interesado en rescatar los secretos de nuestros antepasados.
Roberto Ochoa Berreteaga