Los motivos son expresivos y ricos en composición, y el artista resolvió el problema de adaptarlos a la forma del ceramio. La tendencia exuberante de cubrir toda la superficie con pictografía, inclusive el asa (Larco 2001:105)
La secuencia de las cinco fases para la cultura Mochica ha sido uno de los sistemas cronológicos más firmes en la arqueología peruana, puesto que en la actualidad a casi sesenta años después de haber sido planteado sigue en plena vigencia y uso.
A lo largo de sus investigaciones Larco, sostenía que los ceramios eran "objetos artísticos" en los cuales los ceramistas no solo representaban asuntos comunes de su vida diaria sino también el "rico acervo de su vida espiritual" (Larco 1948:32).
En lo que respecta a la conformación morfológica de la cerámica Mochica Larco, sostenía que la manufactura de las formas más sencillas como la de un cántaro estaba estructuralmente conformadas de las siguientes partes; cuerpo del cántaro las mismas que estaban constituidas en dos piezas que se unían en sentido vertical. El asa igualmente compuesta de dos partes (el arco propiamente dicho y el cuello o picos), sumaba a ello el fondo o base (Larco 2001:109).